Juan José
Bocaranda E
¿Cuándo se dará
cuenta el Mundo de que algo fundamental
está fallando, y gravemente?
Para que se salve la Humanidad es preciso buscar ya un remedio profundamente
efectivo, en la consciencia de que debe salvarse a sí misma, pues ni siquiera
Dios podría hacerlo en su lugar, ya que Él se somete al principio del libre
albedrío para que el hombre que genera los problemas se aboque a resolverlos
por sí solo.
Tampoco la ciencia ni la religión
resuelven el problema, porque ambas son manejadas por los seres humanos, cuyo
espíritu también debe ser redimensionado previamente.
Así, pues, si la salvación del Planeta y de la Humanidad no radica ni en la ciencia ni en la religión, sólo
queda que el ser humano abra puertas a un nuevo concepto de relación entre el Derecho y la Moral.
Sí. Estamos afirmando, en forma rotunda, que la salvación de la Humanidad radica exclusivamente en el Derecho. En un Derecho REALMENTE NUEVO. Pero, un
Derecho realmente nuevo implica una vinculación estrecha, simbiótica, con la
Moral., y es esto lo que venimos denominando MORAL ENDOJURÍDICA: que la Moral y
el Derecho se encuentren conjugados DENTRO DE UNA ESFERA ÚNICA, donde ambos
funcionen coordinada, armónicamente, brindando cada uno de ellos un aporte
determinado conforme a su propia naturaleza: la Moral le aporta al Derecho, la
seguridad de los principios morales y de los valores éticos, es decir, la
FUERZA MORAL sin cuya presencia vibrante el Derecho no es realmente Derecho (“di-rectum”)
sino una veleta expuesta al vaivén de todos los vientos...y el Derecho le
aporta a la Moral sus vías formales, esto es, la estructura procedimental, para
que canalice su energía. Pero, en esta relación, ni la Moral pierde su
naturaleza ni el Derecho la suya. Antes por el contrario, el Derecho se
redimensiona, se torna eficazmente seguro y eleva el nivel de su cometido
fundamental, pues en vez de limitarse a regular las relaciones intersubjetivas
en la sociedad, pasa a constituir un medio para la realización del Bien, fin
esencial de un nuevo tipo de Estado que genera aquella relación, como lo es
ESTADO ÉTICO DE DERECHO.
Es cierto que nos estamos repitiendo, pues estas ideas las venimos
expresando desde el año 2004, cuando salió a luz nuestra obra IUS-ÉTICA, EL
DERECHO DEL NUEVO MILENIO. Pero, ¿qué otra cosa podemos hacer sino repetir y
repetir, en un mundo ciego y sordo, que se niega a escuchar, ensordecido por su
propio ruido interior? ¿Qué otra cosa podemos hacer en un mundo donde los
intelectuales, sobre todo los señores juristas, miran con desdén nuestra
propuesta y se limitan a guardar silencio, en vez de abocarse al conocimiento
de estas ideas, no para acogerlas, sino para someterlas a una crítica seria,
severa, profunda, para que de allí, de
la contraposición entre la tesis y la antítesis, surja la síntesis necesaria y –repetimos-
de perentoria necesidad para que pueda salvarse la Humanidad.
Porque la Humanidad jamás podrá salvarse (sino, por el contrario,
hundirse), mientras se mantenga “en uso” una justicia falsa, veleidosa,
insegura y venal, juguete de viles intereses; mientras se mantenga la tónica de
un Derecho prostituible, manipulado por políticos y no por “poliéticos”; manipulado por “diplomáticos” y
no por “diplométicos”.
En fin, estamos absolutamente convencidos de que, si el Mundo no perece
antes y de pronto, consumido por su propia miseria espiritual, llegará un momento decisivo en
el cual, por obra de la necesidad y de la fuerza perentoria misma de los hechos,
el ser humano vea que la única salvación posible para los individuos, para la
sociedad y para la propia Humanidad, se encuentre en la vinculación estrecha
del Derecho con la Moral, abandonando el contubernio de la falsa y
aparente justicia con la mentira y con el dominio de los bajos intereses.
Entonces será un hecho LA PRESENCIA NECESARIA DE
LA MORAL EN EL DERECHO.
LAS LLAMADAS UTOPIAS DEJAN DE SERLO CUANDO LAS
NECESIDADES Y LOS ACONTECIMIENTOS SE IMPONEN EXIGIENDO NUEVOS RECURSOS PARA
SOLUCIONES NOVEDOSAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario